A continuación, desde la Clínica Dental Jesús Sánchez Rubiales ofrecemos un listado de patologías buco-dentales, así como algunos consejos de higiene.
En Clínica Dental Jesús Sánchez Rubiales le contamos un poco acerca de las patologías más frecuentes, sus causas y consecuencias y sus soluciones.
Articulación temporomandibular (ATM). Síndrome de disfunción masticatoria
Articulación temporomandibular (ATM). Síndrome de disfunción masticatoria
La articulación temporomandibular es la que relaciona la mandíbula con el cráneo permitiendo la apertura y cierre de la boca además de todos los movimientos que se realizan al hablar, comer, gesticular, etc.
Es una articulación similar a la de otras partes del organismo, estando constituida por un menisco, dos superficies articulares y una serie de ligamentos. Su función puede verse alterada por una serie de factores como pueden ser el estrés, las malposiciones de los dientes o hábitos perniciosos como mascar chicle, morder lápices, apretar (rechinar) los dientes, etc.
¿Qué es el síndrome de disfunción masticatoria?
De forma gráfica, se puede decir que la mandíbula "cuelga" quedando sujeta al resto de la cara por los músculos de la masticación. Cuando los dientes no están colocados correctamente, la arcada superior no encaja adecuadamente con la inferior, lo que obliga a desviar la mandíbula para lograr un mejor ajuste entre las dos, forzando por tanto las articulaciones.
Existen además una serie de circunstancias que favorecen la aparición de este síndrome, entre las que cabe destacar:
Bruxismo (apretamiento dentario):
El apretamiento dentario diurno o nocturno es la actividad nociva más frecuente para el sistema masticatorio. Es un hábito muy arraigado en la sociedad moderna, relacionado con situaciones de estrés, ansiedad, pequeñas frustraciones cotidianas, etc. Es más frecuente que se manifieste durante el sueño una vez que han desaparecido los mecanismos de alerta. Este hecho impide, generalmente, que seamos conscientes de ello.
Cada uno de estos mecanismos es capaz de provocar el síndrome de disfunción masticatoria por sí mismo, sin embargo, lo habitual es que participen varios de ellos. El resultado puede llegar a ser la aparición de lesiones en las articulaciones temporomandibulares que darán lugar a chasquidos, dolor y/o bloqueos de la misma, constituyendo el síndrome dolor disfunción; dolor de la articulación temporomandibular.
Síntomas del síndrome de disfunción masticatoria
Es una enfermedad que afecta a un elevado porcentaje de la población, especialmente mujeres jóvenes, aunque puede aparecer en cualquier grupo de edad.
Los síntomas que más frecuentemente produce son:
Dolor: se localiza generalmente por delante de la oreja, pudiéndose irradiar hacia la cabeza, porción lateral de la cara, alrededor del ojo e incluso en el cuello.
Es un dolor que responde mal a los analgésicos habituales, lo que unido a la poca especificidad de su localización, hace que los pacientes consulten al otorrino, neurólogo o traumatólogo antes de
acudir a consultar al dentista.
Chasquidos: son ruidos que se producen en una o ambas articulaciones, al abrir o cerrar la boca. Pueden ser más o menos sonoros e indican la existencia de alguna alteración en la posición del menisco de la articulación.
Bloqueos intermitentes en la apertura de la boca: cuando se llega a esta situación se experimenta una cierta dificultad para abrir la boca, como si existiera un tope que impide una apertura completa, siendo necesaria la manipulación de la mandíbula para lograr abrir totalmente.
Si la enfermedad progresa, se puede producir la lesión de los ligamentos, lo que dará lugar a bloqueos que hacen que no se pueda abrir la boca nada más que hasta la mitad de lo que normalmente se haría.
Si el síndrome no se trata, puede evolucionar hacia una artrosis que es similar a la de cualquier otra articulación del organismo.
Prevención del síndrome de disfunción masticatoria
Como ya se ha indicado, en el origen de este síndrome tiene una importancia decisiva el estado y posición de los dientes en la boca.
Mediante la visita periódica al dentista se pueden corregir alteraciones en la posición de los dientes o reponer piezas cuya ausencia pueda influir en la aparición de la enfermedad. Este es uno de los motivos por los que conviene reponer rápidamente aquellas piezas que son extraídas, consiguiendo un correcto engranaje entre los dientes de la arcada superior e inferior.
De igual forma, se deben evitar los hábitos perniciosos que sobrecargan el aparato masticatorio, al menos, aquellos que se realicen conscientemente (masticar chicle, comer pipas, etc.).
Tratamiento del síndrome de disfunción masticatoria
El tratamiento del síndrome de disfunción masticatoria debe incluir diversos aspectos:
Medicamentos: se utilizan para disminuir la sintomatología, especialmente el dolor. Se pueden emplear fármacos para relajar los músculos de la mandíbula (miorrelajantes, antiinflamatorios) o fármacos para disminuir el estado de ansiedad del paciente (ansiolíticos), lo que aliviará el grado de sobrecarga de sus músculos masticatorios.
Fisioterapia: el tratamiento con láser, la estimulación eléctrica con corrientes, entre otros, son técnicas eficaces, pero en general no consiguen una mejoría duradera, siendo frecuentes las recaídas.
Férula oclusal o férula de relajación: es el tratamiento utilizado con mayor frecuencia, que tiene además los mejores resultados a medio y largo plazo.
Las férulas son "aparatos" realizados generalmente en resina transparente que se colocan sobre la arcada superior o inferior, haciendo que al contactar los dientes con la férula, la mandíbula vaya a una posición adecuada en la que se relajan los músculos mandibulares.
Dependiendo del caso, se utilizarán todo el día o solamente por la noche durante un período de varios meses, generalmente no más de seis.
Psicoterapia: en muchas ocasiones el aprendizaje de técnicas de relajación es de gran utilidad para mejorar la clínica del síndrome y como apoyo a resto de las técnicas de tratamiento.
Tratamiento quirúrgico: únicamente se realiza en aquellos casos en los que la clínica es importante y los otros tratamientos no han dado resultado. En la actualidad puede realizarse en muchas ocasiones, mediante una artroscopia, técnica mucho menos agresiva que la cirugía abierta convencional.
Caries y endodoncia
Caries y endodoncia
La caries constituye actualmente la enfermedad crónica más frecuente en el ser humano. Es una enfermedad caracterizada por reacciones químicas y microbiológicas que llevan a la destrucción total del diente, avanzando desde la superficie hasta su interior.
La caries va evolucionando progresivamente hasta llegar a un estado en que la única solución es la extracción de la pieza.
¿Cómo se origina una caries?
La caries es una enfermedad en cuyo origen intervienen múltiples factores que actúan simultáneamente:
Bacterias (microorganismos): son capaces de transformar los hidratos de carbono (azúcares) de los alimentos en ácidos, lo que produce una desmineralización progresiva del diente, que
va destruyendo los tejidos duros del mismo.
Placa dentaria: es un conjunto de productos químicos pegajosos procedentes de la saliva y de residuos alimentarios. Permite que las bacterias se adhieran íntimamente a la superficie del diente, pudiendo producir así su acción destructora.
El conjunto de ambos factores, placa dentaria o matriz y bacterias, recibe el nombre de placa bacteriana.
Evolución de una caries
El diente está constituido por tres tejidos duros: esmalte, dentina y cemento radicular, y por uno blando: la pulpa o nervio. Los dientes se alojan en el hueso de los maxilares; entre éste y el diente existe un tejido blando denominado ligamento periodontal.
La caries evoluciona en distintas fases:
Síntomas de una caries
La caries es un proceso indoloro hasta que llega a estados avanzados, con afectación de la pulpa o nervio. De ahí la importancia de no esperar a que se produzca dolor paro acudir al dentista.
Inicialmente se detecta como manchas, puntos oscuros o como zonas de color blanco-tiza.
Otras veces se produce cierta sensibilidad con alimentos, bebidas frías, calientes o también con algunos dulces.
En ocasiones, si la caries evoluciona muy lentamente, puede llegar a estados muy avanzados, con gran afectación pulpar sin que haya existido nunca dolor.
Tratamiento de la caries
El tratamiento de la caries depende de la fase de evolución en la que se encuentre:
Prevención de la caries
La prevención de las caries se basa en tres líneas de actuación:
Aumentar la resistencia del diente frente a la caries
Aplicación de flúor
El flúor aumenta la resistencia del esmalte del diente a los ácidos que producen las bacterias de la placa bacteriana.
Puede aplicarse de dos modos:
Flúor sistémico: ingerido en forma de agua fluorada, tabletas o gotas.
Flúor tópico: aplicado sobre la superficie del diente. Puede utilizarse como dentífrico, aplicado directamente por el paciente en su domicilio, o en gel aplicado por el dentista en la consulta, siendo recomendable hacerlo por lo menos una vez al año.
Selladores de fisuras
Son sustancias colocadas por el dentista que recubren los surcos profundos de los dientes (en los cuales no pueden penetrar las cerdas de los cepillos dentales) con una fina capa de material plástico. Esta capa impide la entrada de restos de alimentos y microorganismos, previniendo así la aparición de caries.
Evitar las causas que producen caries
Control de la dieta
Los principales alimentos productores de caries son aquéllos en cuya composición participan los denominados hidratos de carbono (azúcares). Se ha comprobado que lo importante no es la cantidad de hidratos de carbono ingeridos a lo largo del día, sino con qué frecuencia y en qué momento se ingieren, así como su consistencia.
Así, los alimentos blandos y pegajosos son más peligrosos que los sólidos no pegajosos; éstos a su vez, son más peligrosos que los líquidos porque se pegan más al diente.
De igual modo, son más peligrosos si se ingieren aislados entre comidas que durante éstas, y sobre todo si se ingieren antes de acostarse, ya que por la noche disminuye la cantidad de saliva que se segrega y por tanto, la acción de limpieza de ésta es menor.
Si se consumen hidratos de carbono en exceso será necesario realizar un cambio en la dieta. Son muchos los alimentos que pueden sustituirlos sin perjudicar al diente, sobre todo para poder picar entre horas (nueces, avellanas, cacahuetes, almendras, maíz frito).
Control de los microorganismos causales
Es fundamental remover la placa bacteriana adherida al diente por medio de un cepillado adecuado después de cada comida y, sobre todo, antes de acostarse. Sin embargo, las cerdas de los cepillos de dientes son demasiado gruesas para penetrar en los espacios entre los dientes. Para evitar la retención de placa bacteriana en estas zonas, conviene que su dentista le enseñe a manejar la seda dental.
Como técnica coadyuvante, siempre prescrita por su dentista, en determinadas ocasiones se pueden realizar enjuagues con colutorios antisépticos para ayudar a disolver la placa bacteriana.
Tratamiento precoz de las caries incipientes
Para poder tratar las caries incipientes es necesario realizar revisiones periódicas en las que el dentista detectará las lesiones que se estén iniciando en los dientes y deban ser tratadas.
La endodoncia: una posibilidad antes de la extracción
Existe un miedo desproporcionado a la endodoncia (matar el nervio) en comparación con el que se tiene a otro tipo de tratamientos que se realizan en la boca.
Este condicionamiento provoca a menudo que los pacientes muestren una ansiedad extrema ante la posibilidad de que se les practique una endodoncia, y que soliciten la extracción como alternativa.
La desvitalización es un tratamiento que consiste en quitar el nervio de la pieza dentaria limpiando meticulosamente el conducto donde éste se aloja en la raíz.
Es un procedimiento que, realizado bajo una correcta anestesia local, es indoloro y permite reconstruir y conservar piezas dentarias que de otra forma habría que extraer.
Se practica introduciendo en el conducto del nervio una serie de limas de un tamaño cada vez mayor con lo que tras extraer el nervio, se va limpiando la pared del canal de 105 posibles restos de infección que queden adheridos.
Posteriormente se rellena el conducto con materiales especiales sellándolo completamente, lo que da solidez estructural a la raíz y evita la posible contaminación del hueso a través del
conducto.
Durante todo el proceso se van realizando radiografías para determinar con exactitud la longitud de la raíz y eliminar completamente todo el nervio y los restos de infección si los hubiere.
Dentición temporal
Dentición temporal
Los dientes temporales o dientes de leche, cumplen importantes funciones para el normal crecimiento y desarrollo del niño, por lo que deben ser vigilados y tratados somo si de la dentición permanente se tratara.
Desarrollo de la dentición temporal
Los dientes temporales empiezan a formarse ya a las 6 o 7 semanas de vida intrauterina, se van desarrollando dentro de los huesos maxilares y normalmente empiezan a hacer erupción en la boca del niño alrededor de los 6 meses de edad.
Generalmente, a los 3 años de edad los 20 dientes temporales han hecho su erupción. Cada diente debe salir a una determinada edad, aunque variaciones de 6 meses a 1 año en la fecha de aparición pueden considerarse completamente normales. La adecuada secuencia de erupción y la correcta posición de estos dientes en las arcadas tendrá una importancia decisiva en el desarrollo
de la cara del niño.
Un aspecto importante que se debe tener en cuenta es que hay mayor número de dientes permanentes que de dientes temporales, por lo que habrá piezas dentarias, como el "molar de los 6 años", que no se cambian.
Por este motivo, pueden observarse espacios entre los dientes temporales; estos permitirán que las piezas permanentes de mayor tamaño se coloquen correctamente, lo que posibilita una adecuada forma de morder.
Alteraciones más frecuentes de los dientes temporales
La dentición temporal puede verse afectada por numerosas alteraciones que en muchas ocasiones pueden ser fácilmente tratadas, lo que permite mantener el diente en la boca el tiempo suficiente para la correcta erupción del permanente.
De estas afecciones, las dos que con mayor frecuencia se producen son las caries y los traumatismos.
Caries
Los dientes temporales afectados por caries deben ser obturados (empastados) de forma similar a como se hace con los dientes definitivos.
Una caries muy profunda en un diente temporal puede provocar alteraciones en el diente definitivo que está debajo.
Cuando la caída del diente afectado está muy próxima, se realiza su extracción para permitir la correcta salida del permanente.
Traumatismos
Los traumatismos dentarios son muy frecuentes en los niños, especialmente en la región de los incisivos superiores. Pueden provocar la fractura e incluso la pérdida prematura del diente.
En los casos en que es posible, se restaura la pieza para mantenerla en boca el tiempo necesario; si no es posible restaurar la pieza hay que extraerla.
Cuando se prevé que la erupción del diente definitivo va a tardar tiempo, se debe colocar un mantenedor de espacio que permitirá que los dientes no se junten, impidiendo la erupción del permanente. Estos tratamientos se pueden aplicar sea cual sea la causa de la pérdida dentaria prematura.
Se debe tener en cuenta que, si se pierde un diente temporal 4 ó 5 años antes de su fecha normal de caída, se producirá un retraso en la salida del permanente, y si se pierde cerca de la fecha de caída normal se producirá un adelanto de la salida. Ambas situaciones pueden ser perjudiciales para la colocación definitiva de los dientes en la boca.
Cuidado y control de la dentición temporal
Es importante que el niño se habitúe desde pequeño a mantener un cuidado adecuado de su boca mediante costumbres dietéticas e higiénicas, adquiridas en casa y mediante la visita periódica al dentista.
Consejos a los padres
El niño pequeño no puede lograr una técnica de cepillado electiva; por tanto, es mejor que un adulto le cepille los dientes.
Una buena forma de hacerlo, y que al mismo tiempo permite al niño mantener su independencia, es dejar que se cepille los dientes él solo por la mañana y que los padres le hagan el cepillado por la noche.
Los niños se resisten con frecuencia a que los padres les cepillen los dientes, pero cuando saben que se hará a pesar de todo, generalmente su resistencia disminuye.
Una pregunta que se plantea a menudo es ¿cuándo debe asumir el niño la responsabilidad de cepillarse los dientes? La respuesta será distinta según los casos. Los niños deben ser alentados a hacer su propio cepillado, pero los padres han de tener en cuenta que la perfección de los esfuerzos del niño dependerá de su destreza manual, lo cual a su vez depende de la maduración neuromuscular y del desarrollo del sentido de la responsabilidad. De todas formas, se necesitará un poco de vigilancia hasta que el niño tenga 10 - 11 años.
Para que la boca de un niño se desarrolle y crezca debidamente, los dientes temporales (de leche) deben estar sanos.
La primera visita del niño al dentista es la más importante. El objetivo principal es que disfrute con ello y que vuelva con gusto; se le harán algunas preguntas, una completa exploración bucal y
si son necesarios, radiografías.
En casa no le dé excesiva importancia a la visita al dentista y evite comentarios negativos sobre la odontología. Debe evitar decir cosas como "no duele", "no te hará daño", "no te pinchará".
El tratamiento se inicia cuando se tiene la confianza del niño y su cooperación. Esto ocurre generalmente en la segunda visita, pero para algunos niños se requieren más consultas preliminares.
Después de la primera consulta es preferible que los padres aguarden en la sala de espera. La razón principal es que así se permite al dentista establecer una relación directa y estrecha con el
niño. Si hay otras personas en la consulta, la atención del niño está dividida y es difícil lograr su confianza.
Le rogamos que no intervenga mientras el doctor habla con su hijo. Si habla, el niño no escuchará a ninguno de los dos. A su debido tiempo el doctor (a) les informará sobre los problemas del niño.
No se preocupe si su hijo llora. Llorar es una reacción normal frente al miedo, y algunos niños se asustan de cualquier cosa nueva o extraña.
Enfermedad periodontal
Enfermedad periodontal
La enfermedad periodontal es una enfermedad que va afectando progresivamente a los tejidos de
soporte del diente, avanzando desde las más superficiales (encía) hasta los más profundos
(hueso).
Es una afección particularmente grave, ya que, en los grados más avanzados, cuando la destrucción ósea es grande, conduce irremediablemente a la movilidad y pérdida dentaria.
Aun tratándose de una enfermedad que presenta una sintomatología muy precoz, como es el sangrado de las encías, lamentablemente nunca es valorada por el paciente en su justa medida, ya que es una enfermedad indolora.
Pacientes en fases muy avanzadas de enfermedad periodontal (piorrea) con pérdida de parte de su dentadura o de toda ella, refieren sin embargo haber tenido encías sangrantes durante toda su
vida, sin que hayan dado nunca importancia a tal hecho.
Además, los pacientes con enfermedad periodontal suelen ser menos propensos a las caries, por lo que opinan que tienen una dentadura muy sana y que no ocurre nada anormal en su boca.
Por este motivo, al no acudir al dentista para tratamiento, la posibilidad de detectar precozmente la enfermedad periodontal es muy remota.
Es importante saber que la evolución de la enfermedad puede detenerse, siendo la recuperación del proceso tanto mejor cuanto más rápidamente se haya detectado y tratado.
Anatomía de los tejidos que soportan el diente
Los dientes se alojan en la boca dentro de unas cavidades de los huesos maxilares llamadas alvéolos. Los dientes se ponen en contacto con el hueso alveolar por medio del parodonto, cuya función es proteger y sujetar las piezas dentarias.
En el parodonto existen dos zonas:
Parodonto de inserción o sujeción: Cemento que cubre la raíz.
Ligamento periodontal, situado entre la raíz y el hueso.
Hueso alveolar.
Parodonto de protección: encíaEl concepto de enfermedad periodontal abarca:
Gingivitis: Es la inflamación de la encía.
Periodontitis: Es la inflamación del ligamento periodontal.
¿Por qué se produce la enfermedad periodontal?
En el origen de la enfermedad periodontal intervienen múltiples factores (hormonas, medicamentos, enfermedades generales). Aquí nos vamos a referir a la enfermedad periodontal más frecuente, que es la producida por acúmulo de placa bacteriana y de cálculos (sarro) en la superficie de los dientes.
La placa bacteriana está constituida por el conjunto de determinados microorganismos o bacterias y por la placa dentaria, sustancia pegajosa formada por residuos de alimentos y por determinadas sustancias químicas de la saliva.
Estas bacterias son capaces de alterar la configuración normal de la encía, debilitándola, con lo cual pueden penetrar fácilmente hacia el interior de la misma provocando su inflamación.
En esta enfermedad se produce una alteración de los factores que normalmente limitan la respuesta inflamatoria del organismo, por lo que ésta es excesiva y desorbitada, produciéndose la destrucción progresiva del hueso que sujeta el diente.
El sarro desempeña un papel muy importante, ya que además de contribuir al soporte de los microorganismos, irrita la encía aumentando la inflamación.
Evolución de la enfermedad periodontal
En los primeros estadios de la enfermedad periodontal, la encía aparece inflamada (gingivitis), enrojecida y sangrante.
Este estado es todavía reversible porque no hay destrucción de tejidos.
La gingivitis establecida puede permanecer durante muchos años, sin continuar su evolución.
Si no se soluciona el problema o si disminuyen las defensas del sujeto, la gingivitis puede evolucionar hacia una periodontitis.
En este caso se forma la llamada bolsa periodontal.
Las toxinas de las bacterias penetran fácilmente a través de la superficie de la bolsa, produciendo rápidamente la destrucción del hueso alveolar. En este momento comienza la movilidad y migración dentaria que acaba con la pérdida del diente.
Prevención de la enfermedad periodontal
Todas las medidas preventivas irán destinadas a prevenir la aparición de una gingivitis o a evitar una periodontitis en el caso de una gingivitis ya instaurada.
Como ya se ha indicado, el origen de la enfermedad es el acúmulo de placa bacteriana y de sarro; por tanto, habrá que evitar el acúmulo de ambos o si ya están presentes, eliminarlos.
Control mecánico de la placa bacteriana
Por parte del paciente
Se removerá la placa bacteriana adherida al diente por medio del cepillado dental, después de cada comida y antes de acostarse.
Para los espacios entre los dientes, en los cuales no penetra el cepillo, se utilizará la seda dental.
Por parte del profesional
En los casos en que exista placa bacteriana calcificada o sarro, el simple cepillado no producirá ningún efecto beneficioso hasta que se hayan eliminado por completo las placas de sarro. Esto lo realizará el dentista practicando una limpieza de boca.
Control químico de la placa bacteriana
En las fases más agudas de una gingivitis, el dentista puede prescribir antibióticos para eliminar los microorganismos causales, o enjuagues con determinadas soluciones antisépticas que ayudarán a disolver la placa bacteriana.
Tratamiento de la enfermedad periodontal
El tratamiento de la enfermedad periodontal ya establecida es muy complejo y requiere sobre todo que el paciente esté bien informado y motivado para que comprenda que de él depende fundamentalmente el que la enfermedad detenga su evolución y que sin su colaboración no se logrará ningún resultado estable.
Inicialmente se intenta resolver las situaciones de urgencia (abscesos, supuraciones) y sanear el resto de la boca (realizar obturaciones, endodoncias y las extracciones que sean necesarias).
Se realizará entonces una limpieza del sarro situado por encima del nivel de la encía y varias sesiones de raspaje para eliminar el sarro que se introduce dentro de la bolsa periodontal, entre ésta y la raíz del diente. Después de evaluar los resultados de esta primera fase de tratamiento, se valora la necesidad de realizar un nuevo raspaje a los 6 meses. Si con ello no mejora la situación del paciente, se pasa a una segunda fase.
La segunda fase de tratamiento es una fase quirúrgica, que consiste en abrir la encía para conseguir un mejor acceso a las raíces dentarias y eliminar así más fácilmente la placa bacteriana, el sarro y el tejido periodontal enfermo (bolsas). Si ello no da resultado, habría que plantearse realizar las extracciones dentarias que sean necesarias.
Una vez controlada la enfermedad, es muy importante aplicar una tercera fase de tratamiento o de mantenimiento consistente en revisiones periódicas para evitar una recaída y para mantener la motivación del paciente.
Extracción dentaria
Extracción dentaria
Cuando no existe ninguna posibilidad de tratamiento para una pieza dentaria, es necesario recurrir a su extracción.
Con frecuencia las extracciones son temidas por el paciente incluso más que otras intervenciones quirúrgicas no relacionadas con la boca.
El gran avance de las modernas técnicas de anestesia local hace que en la actualidad las extracciones puedan ser realizadas, dentro de lo posible con el menor grado de molestia para el paciente.
¿Por qué debe extraerse un diente?
La causa más frecuente por la que debe ser extraído un diente es la destrucción por caries, seguida de la enfermedad periodontal (piorrea).
Sin embargo, existen otras situaciones en las que es precisa la extracción de un diente, aunque son mucho menos frecuentes que las anteriores.
Dientes afectados por fracturas
Cuando se produce un traumatismo en la cara puede ocurrir que alguna pieza quede en la línea de fractura del maxilar y sea necesaria su extracción.
De igual forma, durante los traumatismos puede producirse la fractura de algún diente o muela. Cuando esta rotura se produce en la raíz por debajo de la encía, no es pasible restaurar la pieza por lo que hay que extraerla.
Extracción de dientes sanos para realizar tratamientos de ortodoncia
Cuando existe una mal posición en los dientes que no engranan correctamente y se va a realizar un tratamiento de ortodoncia para colocarlos, puede ocurrir que haya una importante falta de espacio.
En estos casos la única manera de conseguir espacio suficiente para una correcta colocación es la extracción de algún diente, aunque esté sano (generalmente los primeros premolares).
Extracción de dientes para facilitar la construcción de una prótesis
En algunas ocasiones una pieza situada en mala posición dificulta en gran manera la colocación de una prótesis para restaurar un gran número de dientes. Cuando además el estado de esta pieza no es bueno, es necesario extraerla para conseguir la correcta reposición de las demás.
Dientes temporales retenidos
Cuando las dientes "de leche" no caen de la arcada a su debido tiempo, pueden provocar una alteración en la posición o erupción del diente definitivo, por lo que deben ser extraídos.
Los dientes como foco de infección
Existen situaciones en las que la infección crónica de un diente puede relacionarse con alteraciones del paciente a nivel general; en estos casos si no es posible otro tratamiento
se extrae el diente y se limpia la zona donde asienta.
Dientes incluidos (no erupcionados)
Los dientes incluidos son dientes que no han salido mucho tiempo después de su fecha normal de erupción.
Las inclusiones dentarias más frecuentes son las de los cordales (muelas del juicio) superiores e inferiores y las de los caninos (colmillos), especialmente las de los superiores.
La gran frecuencia de muelas del juicio incluidas se debe a que en la evolución del hombre el tamaño de los maxilares ha disminuido más rápidamente que el número de piezas dentarias, lo que provoca una falta de espacio que impide la normal erupción de éstas.
Esta falta de espacio hace que, en su intento de salir, los cordales empujen al resto de los dientes ya colocados en la arcada, provocando el apiñamiento y mal posición de los mismos. De igual forma, los intentos de erupción de estas piezas provocan episodios repetidos de dolor e inflamación. Cuando no se produce la salida de los caninos (colmillos) en una fecha normal de erupción, generalmente es por una acusada falta de espacio en la arcada o por una mal posición de éstos dentro del hueso.
En estos casos, el canino “de leche" permanecerá incluso hasta la edad adulta, ya que no es “empujado" por el definitivo.
Si el canino incluido se mueve intentando erupcionar, puede lesionar las raíces de los dientes cercanos e incluso provocar su caída.
Por estos motivos, en general se deben extraer los dientes o muelas incluidos.
Precauciones antes de una extracción
Cuando se va a extraer un diente es frecuente que exista algún foco infeccioso alrededor del mismo.
Las infecciones en estos casos pueden ser agudas (flemones) o crónicas. Estas últimas se producen generalmente en dientes o muelas que llevan mucho tiempo destruidas y han molestado en diversas ocasiones.
Otras veces los dientes con infección crónica no duelen ni han dolido, a pesar de lo cual se debe realizar un tratamiento antibiótico previo a la extracción. Es necesario que su dentista valore estas situaciones antes de la extracción.
Cuando se vaya a someter a una extracción debe avisar al dentista de cualquier enfermedad general que tenga o haya tenido y de cualquier medicación que esté tomando, por si tuviera alguna influencia a la hora de la intervención.
Si considera que en ocasiones anteriores ha sangrado mucho, adviértalo antes, ya que muchas veces estos problemas pueden evitarse fácilmente mediante la sutura o taponamiento de la herida.
¿Cómo se realiza la extracción de un diente?
La forma de extraer una pieza dentaria varía mucho en función de su posición, tamaño y grado de destrucción.
Extracción dentaria simple
Es la forma en que normalmente se practica la extracción dentaria.
Se realiza mediante la aplicación de fórceps (pinzas) a la corona del diente realizando movimientos que van despegándolo del hueso hasta conseguir extraerlo.
Los fórceps están especialmente diseñados para que la fuerza aplicada sobre la pieza vaya en la dirección de salida de la misma.
Cuando las raíces son muy grandes puede ser necesario dividirlas y extraerlas por separado.
Extracción de raíces
En ocasiones se produce la destrucción total de la corona de un diente o muela quedando las raíces dentro del hueso. En estos casos la extracción puede requerir la realización de una pequeña incisión en la encía y la eliminación de una pequeña cantidad de hueso para poder retirar los restos que quedan dentro.
Unos puntos de sutura cierran la incisión realizada.
Este procedimiento aunque ligeramente más complicado que la extracción simple, no es en absoluto doloroso cuando se realiza bajo una correcta anestesia local.
Extracción de dientes incluidos
Los dientes incluidos son dientes que todavía no han erupcionado y cuya eliminación puede ser necesaria por diferentes motivos.
Para extraerlos se realiza una pequeña intervención quirúrgica generalmente bajo anestesia local, encaminada a lograr un acceso adecuado a la pieza incluida.
En muchas ocasiones este tipo de extracciones requiere una odontosección (dividir la muela) para extraer la pieza con mayor facilidad.
Después de la intervención se produce una ligera inflamación de la zona que con tratamiento correcto comienza a ceder a partir de las 48 horas.
Normas que debe seguir después de la extracción
Además de las normas generales recomendadas para las extracciones simples, tras una extracción quirúrgica debe tener en cuenta que puede aparecer inflamación de la zona operada, con una cierta dificultad para abrir la boca. Es conveniente seguir las siguientes recomendaciones:
Mantenga posición semisentada y duerma con dos almohadas.
Coloque hielo intermitentemente sobre la zona inflamada durante un período prolongado (es útil en las primeras 10 horas). Con ello limitará la inflamación.
Comience a tomar la medicación prescrita.
Acuda a la consulta para que le retiren la sutura el día que se le ha indicado.
Implantes dentales
Implantes dentales
El mejor implante que existe es la raíz del propio diente.
Siempre se debe intentar conservar el mayor número de piezas pasible, pero cuando una dentadura está muy deteriorada o faltan muchos dientes, puede interesar en ocasiones colocar implantes. El grado de rechazo de un implante es mínima: el éxito de estas operaciones supera el 90% de los casos. Los implantes restauran la salud, comodidad y belleza de la boca, asemejándose a los dientes propios.
¿Qué es un implante dental?
Los implantes dentales son pequeños dispositivos artificiales de titanio que se insertan en el hueso del maxilar superior e inferior. Su aspecto puede ser el de un cilindro hueco o tornillo y su tamaño es muy reducido, similar al de una raíz natural.
Los implantes se unen al hueso mediante un proceso denominado osteointegración, y actúan como soporte para los dientes artificiales de reemplazo, asumiendo las funciones que antes cumplían los dientes naturales.
La intervención quirúrgica para la colocación de implantes se denomina implantación.
Los implantes dentales pueden usarse para reemplazar uno o más dientes; existen varias opciones para la restauración de los dientes dependiendo de cada caso.
¿En qué caso conviene realizar una implantación?
Es conveniente realizar una implantación en los siguientes casos:
Sustitución de un diente
Cuando se pierde un único diente, se puede colocar un implante en ese hueco recubriéndolo posteriormente con una corona de porcelana. Este procedimiento ofrece la ventaja de que no hay que tallar los dientes contiguos para preparar un puente como se venía haciendo tradicionalmente.
Grandes huecos entre los dientes
Cuando existen grandes huecos en la boca imposibles de cubrir con un puente convencional, se pueden insertar varios implantes sobre los que se apoyará una prótesis fija, combinando o no estos apoyos con los dientes propios.
Pacientes parcialmente desdentados, con ausencia de muelas en sectores posteriores
Se pueden usar implantes para colocar un puente fijo apoyando o bien en dos implantes, o en un implante y en un diente natural.
Estos métodos están especialmente indicados para aquellas personas que no pueden soportar una dentadura removible que era la solución habitualmente empleada en estos casos.
Pacientes desdentados
En pacientes totalmente desdentados, en los que las prótesis removibles convencionales no se sujetan y molestan al masticar, se puede colocar un número variable de implantes para estabilizar, retener y sujetar mejor una prótesis removible, o incluso para sujetar una dentadura total fija.
Situaciones en las que se contraindica la colocación de implantes
La colocación de implantes está contraindicada en los siguientes casos:
Pacientes con una higiene oral muy deficiente, ya que los implantes una vez colocados requieren una higiene meticulosa para conservarlos durante muchos años en la boca.
Pacientes afectados por una dependencia al alcohol o las drogas.
Pacientes con enfermedades generales o sometidos a determinados tratamientos que puedan interferir la cicatrización normal de los tejidos tras la cirugía de implantación
(diabetes incontrolada, radioterapia o quimioterapia para el tratamiento del cáncer).
Pacientes con muy poca cantidad de hueso o de mala calidad, que no asegure suficientemente la sujeción del implante.
En principio, si se posee una buena salud la edad no es un obstáculo para la implantación.
En cualquier caso, el diagnóstico para el tratamiento con implantes dentarios incluirá radiografías, modelos para estudio, medidas, exámenes clínicos y una evaluación de la condición física
general, debiendo estudiarse cada caso particular.
Procedimiento para la implantación
Las restauraciones con implantes se llevan a cabo en varias fases:
Estudio y planificación
Es necesario realizar un análisis médico y odontológico de la situación de cada paciente.
Se han de evaluar la salud dental, la forma de vida, la calidad ósea del maxilar o de la mandíbula y los hábitos de higiene. Si el diagnóstico aconseja una implantación, se planifica el programa de tratamiento y se realiza la intervención.
Colocación quirúrgica de 105 implantes en el hueso
Es una intervención que generalmente puede realizarse en la consulta bajo anestesia local.
Se corta la mucosa de la encía y se labra un lecho en el hueso en el que se introduce el implante con toda precisión.
La intervención dura entre 30 y 90 minutos, según el número de implantes que se vayan a colocar.
Una vez colocado, se sutura la encía quedando el implante completamente cubierto por ella.
Cicatrización
Los implantes tienen que integrarse ahora en el organismo. Esta unión al hueso se produce en la denominada fase de osteointegración, que dura de 3 a 6 meses.
Durante este tiempo, los implantes están bajo las superficies de las encías, uniéndose gradualmente al hueso.
Mientras dura esta fase los pacientes deben usar prótesis provisionales. Algunas personas sufren molestias menores e inflamación, pero la mayoría no cambia la rutina de su vida diaria.
El paciente debe someterse a revisiones periódicas hasta que concluya esta fase de cicatrización.
Colocación de 105 pilares para la prótesis
Una vez que los implantes se han unido sólidamente al hueso, se descubren mediante una pequeña incisión en la encía y se colocan encima unas pequeñas piezas que servirán de soporte para los dientes artificiales.
Dichas piezas salen del implante a través de la encía, pero luego quedarán invisibles bajo los dientes artificiales definitivos.
Confección de las prótesis
Se realiza el molde para fabricar la prótesis dental que irá sujeta a los implantes. Estos dientes deben ajustar con seguridad en la boca y resistir el movimiento y la presión diaria creada por la masticación y el habla, por ello es importante que estén bien diseñados.
El tipo de restauración más adecuado a cada caso es variable. Las restauraciones abarcan desde la corona, para reemplazar un solo diente, hasta las dentaduras completas móviles o fijas, pasando por los puentes que reemplazan varios dientes.
Advertencias para el postoperatorio
Primera semana tras la implantación:
Después de retirar la sutura y durante 6 semanas
Consulte inmediatamente a su dentista en los siguientes casos:
Normas para la higiene y cuidado de la boca
Normas para la higiene y cuidado de la boca
Los avances de la odontología en los últimos tiempos permiten realizar tratamientos sumamente sofisticados para reponer piezas dentales perdidas.
Sin embargo, no existe ninguna prótesis tan perfecta, funcional y estéticamente como los dientes propios.
Únicamente siguiendo unas normas elementales para el cuidado de la boca y visitando regularmente al dentista se puede mantener una salud dental adecuada.
La placa bacteriana
El factor más importante en la producción de caries es el acúmulo de placa bacteriana sobre la superficie de los dientes.
La placa bacteriana está formada por el conjunto de bacterias y placa dentaria o matriz.
Bacterias (microorganismos)
Son gérmenes capaces de transformar los hidratos de carbono (azúcares) de los alimentos ingeridos en ácido, el cual produce una desmineralización progresiva del diente que va destruyendo los tejidos duros del mismo reblandeciéndolos.
Placa dentaria
Para que las bacterias puedan producir su acción destructora en el diente han de estar íntimamente adheridas a su superficie; ello lo consiguen por la existencia de la denominada placa dentaria constituida por productos químicos pegajosos procedentes de la saliva y residuos alimentarios.
La eliminación de la placa bacteriana se puede realizar de forma sencilla mediante una correcta técnica de cepillado, además de emplear una serie de elementos que ayudan a mantener la higiene en zonas de difícil limpieza (seda dental, cepillos interproximales), y a identificar las zonas donde se precisa una mayor insistencia (reveladores de placa).
Técnicas para el cepillado
El objetivo de un buen cepillado es la eliminación de la placa bacteriana sin dañar los dientes ni los tejidos blandos de la boca.
En toda técnica de cepillado se debe seguir un orden para no olvidar la limpieza de ninguna zona.
Se puede comenzar limpiando la cara vestibular de los dientes (la que está en contacto con las mejillas y labios). Una vez limpia esta cara, se puede continuar limpiando la cara lingual (la que mira hacia la lengua) en la arcada inferior y la cara palatina (la que mira hacia el paladar) en la arcada superior.
Por último, se limpiarán las caras oclusales del diente (las que sirven para masticar).
Se deben cepillar también la lengua y los carrillos.
Técnica de Bass para el cepillado
Es la técnica más recomendada por su sencillez y eficacia para lograr una correcta limpieza.
Se coloca el cepillo en 45° con respecto al eje mayor del diente, de forma que las cerdas penetren suavemente en el espacio entre encía y diente, y se realizan movimientos de vaivén de unos 2 mm. Este cepillado se practicará en todas las caras de los dientes.
La superficie que sirve para masticar se cepillará con movimientos circulares.
Qué tipo de cepillo emplear
Para que un cepillo dental pueda realizar eficazmente su misión de eliminar la placa bacteriana, debe cumplir unas características básicas:
Empleo de la seda dental
Con el cepillado normal se pueden limpiar todas las caras de diente, pero existen pequeños espacios entre las piezas que requieren el uso de seda para su correcta limpieza.
Para utilizarla se corta un trozo de hilo de unos 45 cm enrollando los extremos alrededor del dedo medio de cada mano.
El hilo se sujeta entre los dedos índice y pulgar dejando un tramo entre ellos no mayor de 2 cm, ya que si el trozo es más largo se podría lesionar la encía al introducirlo.
Una vez bien sujeto el hilo, se pasa por el punto donde contacta un diente con otro.
La utilización de la seda es relativamente difícil, especialmente en las zonas posteriores de la boca, pero con un poco de práctica se adquiere la habilidad necesaria en poco tiempo.
Reveladores de placa
Son sustancias que tiñen la placa bacteriana haciéndola visible, lo que permite determinar en qué zonas de la boca hay que tener una mayor precaución a la hora de la limpieza.
Se suelen emplear después del cepillado, con lo que se puede ver fácilmente las zonas que no han quedado bien limpias.
Habitualmente se utiliza una tableta que se mantiene en la boca durante un minuto mientras se realizan buches con la saliva.
Al cabo de este tiempo, se enjuaga una o dos veces y la placa que queda sobre el diente aparece teñida con lo que puede eliminarse fácilmente.
Otros tipos de cepillos
Cepillos interproximales
Su uso es recomendable especialmente en pacientes con coronas, puentes o en personas con espacios entre los dientes muy anchos, donde la seda no sería de utilidad.
Consta de un mango en cuyo extremo hay una escobilla de fibras. Pueden ser de diferentes formas y grosores que se adaptarán a las distintas formas de los espacios.
Cepillos eléctricos
Son particularmente útiles en personas con minusvalías que tiene dificultades para emplear el cepillo normal o deben ser cepilladas por otra persona.
Con su empleo se puede lograr una eficacia en el cepillado similar a la conseguida con el cepillo manual.
Si busca un lugar para obtener grandes beneficios para su salud dental no dude en consultarles, su equipo de profesionales está para atenderle.
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